viernes, 5 de abril de 2013

Una historia del poder...femenino


Una vez conocí a una chica, que no era muy guapa, pero que toda ella era una expresión de sensualidad. Íbamos al trabajo juntas, y era impresionante el imán que desprendía, todos los hombres, mayores y no tan mayores le decían algo, la atendían, hasta algunas mujeres coqueteaban con ella.

Un día durante el trayecto al trabajo le pregunte si era consciente de lo que le sucedía. Y con una simplicidad apabullante me contesto que sí.  Que era consciente de lo que le pasaba, pero que era más consciente de su feminidad y eso la hacía diferente y sensual.  Le pregunté también si no dudaba en la forma como se relacionaba con los demás, que si en cierta forma utilizaba esa capacidad de “seducir” para obtener aquello que quería, o conquistar al hombre que quisiera, Me dijo que era una probabilidad en caso de que se cuestionara aquel don natural que había comprendido cuando apenas era una adolescente. Ella sabía que su físico no encajaba en lo que la sociedad  demandaba y que tenía que encontrar dentro de ella un poder, que solo ella pudiera tener y que la hiciera sentirse plena y fabulosa. Y obtuvo su revelación, el primer día que tuvo su menstruación. Estupefacta le pregunte ¿Cómo? Me dijo que  para muchas de sus amigas la menstruación representaba un hecho traumático, que debían esconder, que representaba una transición incomoda y poco practica y ella decidió que la suya no iba a ser así, así que, el día que tuvo su primera menstruación, le dijo a su padre y a su madre que hicieran una fiesta porque había nacido en ella la mujer, aquella mujer con capacidad de sentir, de procrear, de disfrutar con el hecho simple de sangrar.  Dentro de otras cosas, me dijo,  que aquellas mujeres que utilizan su feminidad para obtener cosas de los demás,  atraviesan digamos, por una crisis de identidad, pues en cierta forma frivolizan su capacidad natural y cálida de seducir hasta rozar lo absurdo y el ridículo, ya que lo relacionan con la necesidad de  sentirse aceptadas por otros,  cuando la verdadera aceptación esta en el sentir el poder que te confiere el ser mujer.  

Eso me dejo totalmente descolocada, porque, nunca me había planteado el argumento de la feminidad desde esa perspectiva, es decir  por un lado está la mujer que acepta  su feminidad y la asume en totalidad y otra que utilizando esta feminidad consigue depender de ella, hasta frivolizarla. ¡Caray! Qué línea más delegada entre estas dos formas de vivir la feminidad.

Uno está habituado a ver en las revistas femeninas,  un mar de objetos, consejos, tácticas, estrategias, para ser una mujer 10, pero jamás ves, por ejemplo, una mujer que destaque por su actividad intelectual, o artística, , entonces me pregunto: ¿Estamos ante el mensaje equivocado? O ¿somos nosotras las mujeres quienes damos el mensaje equivocado?

Da que pensar. En efecto el vivir la feminidad de una manera natural y poderosa, implica grandes dosis de auto aceptación, en el caso de mi amiga, el hecho de tener su primera menstruación constituyo un verdadero acto de poder, y eso le permitió encontrar dentro de ella la belleza y sensualidad justa para destacar, sin otra cosa más que ser ella misma.

Besos 
R