Hogar dulce... hogar

La verdad es que mi madre me dice siempre que es la mujer la que debe llevar el hogar... pero yo creo que no es así, el hogar se lleva en comunidad, son dos personas que deciden convivir juntas, son dos personas que deciden tener hijos, endeudarse, etc.. porque entonces el hogar lo debe llevar una sola persona? 
Yo creo que los hombres deben ser capaces de afrontar las nuevas competencias sin pensar que una mujer lo hace mejor, solo porque en su caso lo vio siempre en su madre/abuela/tías. 
Los hombres son seres diferentes pero con la sensibilidad, fuerza y competencia para conducir un hogar. Veamoslo desde la otra perspectiva, un hombre cuando es emprendedor necesita sensibilidad, fuerza y competencia para serlo, oh!!! cualidades iguales para afrontar el hogar. 
Una mujer tambien puede enseñar, aconsejar y guiar a un hombre por las peripecias del hogar, pero el hombre debe ser consiente y humilde a su vez para explotar sus calidades personales y disfrutar del hogar, que al final es lo que las mujeres hacemos. 
No creo que la vida de una mujer sea el sacrificio y vivir a la frontera de un concepto utópico pos moderno de lo que representa ser mujer hoy en día. 
Son dos personas las que llevan un hogar. Hay que trabajar para encontrar y desarrollar dichas cualidades pero sobre todo,  amar y disfrutar las cosas que se hacen y se dicen en el hogar porque ahí es el refugio de paz de cada ser humano (a su manera)

Experiencias del verano

He realizado 5 años académicos y cada año me sorprendo más. Hace poco tuve un encuentro muy importante, del cual quiero extraer lo mas importante porque la conciencia que se adquiere a través de las prácticas y enseñanzas de la academia, y de la dulzura y simplicidad de Pablo, hacen digno y valioso recorrer este camino.

Uno de los grandes obstáculos con los que me he encontrado es aceptar que tengo y cometo errores y que por ello he dejado atrás y me han dejado muchas personas que he querido y que me hicieron muy feliz, saberse y reconocerse en los ojos y palabras de tus seres más próximos y ser consciente de donde está la parte dura y profunda de tus convicciones, creencias y costumbres más arraigadas es un tesoro encontrado de conciencia y de oportunidad.

Mi Padre es un hombre que ha vivido una vida de esfuerzos y sacrificios, y sus profundas convicciones sobre muchos aspectos de la vida han influenciado mi vida pero a diferencia de otros encuentros este fue particular porque como en una película podía verme aún comprometida y enganchada a su opinión sobre mi  y observaba sin poder controlarlo las emociones, inseguridades, rabias, y demás cargas interpretadas por mi y suyas, generando una presión tal que el dolor de cabeza fue brutal y me incapacitó por varios días. Sabia cual había sido su causa, sabía con exactitud lo que pasaba por mi  era como dos personas dentro de mí una parte era como Sansón sin fuerzas y la otra como una instancia que se reconocía y se aceptaba.

Y lo comparto, porque muchas veces en las historias de la gente se escuchan muchas bellezas, cosas grandiosas que suceden y que generan en todos los que escuchan diversas emociones positivas y también negativas, pero nadie habla de las ultimas, porque al fin y al cabo ya todos sabemos de dónde vienen,  solo que nos cuesta mucho aceptar que dichas cosas negativas están y habitan dentro de nosotros o hacemos de cuenta que no son nuestras esforzándonos por contarnos una gran mentira.

Por eso creo que uno de los pasos mas importantes para reconocerme libre es mirarme con los ojos de la verdad,  he decidido encontrar mi propósito, he decidido dejar de vivir como una autómata embriagada por mis propias convicciones y he decidido dejar aflorar la verdadera naturaleza de mi ser aunque como en este caso, salga un poco sucia.

La ventaja de todo esto es que puedo trabajar con todos los instrumentos que la Academia ha puesto a mi disposición y  gracias a este intercambio soy ahora mejor persona.

porque al final de esto se trata el crecimiento personal, tener la voluntad de ser mejor persona y la disponibilidad a recibir,  de cada instante lo que tiene para enseñarnos de nosotros mismos.