lunes, 19 de julio de 2010

Los caprichos del ego

No hay que ser ni maestro, ni guerrero avanzado, para dar cuenta de las artes caprichosas y desagradecidas, del ego, juega a pataleta, al encontrarse acorralado.

Qué se tiene que pasar para vencer este gran idiota? Si a cada paso que damos, aparece vil y sutil en cada acción, palabra o pensamiento?, creemos jugar con él, creemos ganar la batalla, nos creemos fuertes, poderosos, omnipotentes… pero al mínimo descuido, ¡zaz! Esa creencia de sí mismo, hace de nosotros seres arrogantes, orgullosos, que van expoliando cada sentimiento ajeno creyéndose el amo, que esperan ser contemplados, considerados, respetados, aplaudidos por ser los guerreros de la balanza, ja ja, menuda tonteria!

Me pregunto entonces, si el universo nos otorga poder para disfrutar del libre albedrio, porqué debemos comportarnos de forma laxa y permisiva con un comportamiento incoherente y desbordado? ¿Por qué, siendo consciente de los hechos, tenemos que mordernos la lengua solo porque ser o aparentar ser un guerrero impecable? Ja ja, otra tonteria más!

De verdad les digo, que el desapego radica en poder descubrir estas palabras sin temores, porque cuando se está en armonía, cuando se está alineado, cuando se acepta al otro como es; se actúa , se habla: alto, claro, con respeto y responsabilidad.

Así que, reitero que el ego es caprichoso, que aparece en el momento donde te sientes el rey del mundo para demostrarte, que eres solo un concepto de ti mismo, que lo que piensas del gran VER, es solo una interpretación filtrada, que se auto nomina poseedor de la verdad absoluta, y olvidamos en medio de la borrachera: de donde venimos, quien nos ha ayudado, olvidamos que la humildad no es arrodillarse o hacer arrodillar a los demás, en nombre de la verdad, que la vergüenza y la soberbia van de la mano como manifestación de la autocompasión y lo más importante, olvidamos que solo tenemos una milésima de segundo para cogerlo de los cuernos y acallarlo, porque nuestro espíritu es valiente, es autentico y es capaz de someterlo.

Solo tenemos un momento, para darnos cuenta. No lo desaprovechemos.

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