Al final se convierten en un puñado de ideas tan distintas unas de otras que cuando respiras en silencio, sientes que nada de eso tiene sentido, y que, como en un principio, la liberación de la mente trae como consecuencia, el cambio en tu profundo interior.
Detenerse por un momento a escuchar, materializa la toma de decisiones, a veces, nos encontramos frente a luchas absurdas o simplemente relaciones nacidas de la espontaneidad, pero llevadas al extremo de la obligatoriedad, y nos entristece, pero no se puede hacer nada, no porque no se quiera, sino porque al verlo, sería como una lucha contra el molino de viento.
Así, funciona, somos aves de paso en este mundo, y mientras que sobrevolamos los campos coloridos, sentimos que nuestro corazón ofreció el latido oportuno, y el calor adecuado, y así el viento nos lleva por caminos distintos, a tierras inhóspitas, en soledad.
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